Concierto nº56

Luis Fernando Pérez piano
Ana María Valderrama violín


JOHANNES BRAHMS (1833 – 1897)
Sonata para violín y piano nº1 en sol mayor opus 78
I. Vivace ma non troppo
II. Adagio
III. Allegro molto moderato

JOHANNES BRAHMS (1833 – 1897)
Sonata para violín y piano en do menor F-A-E
Scherzo

JOHANNES BRAHMS (1833 – 1897)
Lieder, selección
I. Von ewiger Liebe, opus 42 nº1
II. Standchen, opus 106 nº1
III. Wie melodiaen zieht es mir, opus 105 nº1

Notas al programa

Hay un elemento destacado en el lenguaje de Johannes Brahms, más allá del atractivo que le otorga el enriquecimiento progresivo de los motivos iniciales, la manera de enlazar las ideas principales con otras secundarias y el asentamiento de todas ellas en una estructura sólida y deliciosamente asimétrica.

Ese otro rasgo característico radica en una feliz paradoja que alimenta parte de su catálogo: la música pura o absoluta y la influencia literaria conviven en sus partituras sin que ello resulte contradictorio.

En el caso de la Sonata para violín en Sol Mayor, el pretexto poético que ilumina sus pentagramas es la tercera de sus canciones del Op 59: Regenlied o Canción de lluvia, sobre un poema de Klaus Groth. De ahí que a esta sonata se la conozca también como ‘Sonata de la lluvia’. Además de “la tibia melancolía de una lluvia de verano”, lo que conecta la sonata (más pura o abstracta) con la canción es una célula rítmica que encontramos en ambas y también la esencia de la melodía -con las debidas variaciones tan del gusto de Brahms- que vertebran un recuerdo de niñez asociado a la lluvia: “Oír quisiera de nuevo su suave y húmedo murmullo y mi alma cubrir con el rocío del inocente amanecer de la infancia”.

Robert Schumann tuvo la iniciativa de obsequiar al sensacional violinista Joseph Joachim con una sonata en cuya composición participaran varios de sus amigos y admiradores. Un regalo-tributo al que él mismo contribuyó con el Intermezzo y el Finale.

Albert Dietrich escribió el Allegro del comienzo y Brahms el Scherzo que ocupa el segundo movimiento. Joachim había adoptado la consigna romántica Frei aber einsam (“Libre pero solitario”) como lema personal. En el código alemán, la inicial de cada una de estas palabras tiene su equivalente sonoro en una nota musical: la F corresponde a la nota ‘fa’, la A a ‘la’ y la E a ‘mi’. Con este enlace entre notas y letras como estímulo poético-musical, tan querido por los románticos alemanes, la obra tomó forma y fue estrenada en casa de Schumann por su esposa, la extraordinaria pianista Clara Wieck, y el propio dedicatario quien, en posesión del manuscrito, decidió publicar únicamente este Scherzo varios años después del fallecimiento de Brahms. Todo un reconocimiento al valor de la partitura y a quien durante mucho tiempo fue compañero de escenario y amigo sincero.

Las canciones que alientan las tres piezas que cierran el programa están basadas en poemas que nos hablan del amor eterno, de serenatas a la luz de la luna y de melodías que florecen fragantes como brotes de primavera. La fraternidad entre el universo del lied y el de la música de cámara más intimista facilita la transcripción para que el violín pueda cantar las hermosísimas ideas que fueron concebidas para la voz humana. Cuando el arquitecto Brahms sumergía su inspiración en el pozo profundo de la poesía resultaba conmovido y deseaba que en sus composiciones más líricas el texto y la música fuesen manifestaciones de un mismo sentir. Disfruten.

Mercedes Albaina